por Martha Santillán Esqueda El lunes 26 de agosto de 1940, pasaban de las 11 de la noche en la Ciudad de México cuando Carmen Mejía llegó a su casa cargando una pesada caja. Su madre abrió la puerta, y le dio 40 pesos “para que se ayudara con algo”. “¿De dónde lo sacaste?”, la inquirió. “Me lo prestaron”, contestó y se fue a dormir.